Seguramente has escuchado en más de una ocasión hablar de personas «altamente sensibles» o, como también se les conoce, PAS. Esta característica, aunque no es una condición patológica ni un diagnóstico, sí describe a una parte de la población que percibe y procesa el mundo de una manera muy particular.
Pero, ¿te has parado a pensar si podrías ser una de ellas?
Vamos a desgranar qué es ser una persona altamente sensible, cuáles son sus características más comunes y qué hacer si descubres que formas parte de este 20% de la población.
¿Qué significa ser una persona altamente sensible?
El término «persona altamente sensible» fue acuñado por la psicóloga estadounidense Elaine Aron en los años 90. Aron definió la alta sensibilidad como un rasgo de personalidad presente en aproximadamente el 15-20% de las personas, que no se trata de un defecto ni de un trastorno, sino de una forma diferente de procesar la información y los estímulos que recibimos del entorno.
Las personas con alta sensibilidad perciben los detalles más sutiles del entorno, experimentan emociones más intensas y tienden a sobrecargarse fácilmente en ambientes estresantes o muy estimulantes. Es como si su sistema nervioso estuviera «en alta definición», captando cosas que pasan desapercibidas para la mayoría.
Según los estudios de Elaine Aron, este rasgo está distribuido por igual entre hombres y mujeres, aunque socialmente puede manifestarse de formas distintas debido a los roles de género. Además, también se encuentra en animales, lo que sugiere que tiene un origen evolutivo y adaptativo.
Características de una persona altamente sensible (PAS).
Una persona altamente sensible presenta cuatro características principales, conocidas como las siglas D.O.E.S, que corresponden a:
- Procesamiento profundo de la información.
Las PAS procesan los estímulos de forma más profunda que otras personas. Esto quiere decir que reflexionan más sobre lo que ocurre a su alrededor, analizándolo desde distintos ángulos. Por ejemplo, pueden darle muchas vueltas a una conversación que han tenido, o a una decisión que tienen que tomar.
- Tendencia a la sobreestimulación.
Al captar más detalles y procesarlos con profundidad, las PAS se saturan con facilidad. Ambientes ruidosos, aglomeraciones o situaciones estresantes pueden ser especialmente agobiantes. Necesitan más tiempo para descansar y recuperarse tras haber estado expuestas a mucho estímulo.
- Alta emocionalidad y empatía.
Las personas altamente sensibles sienten las emociones de una manera más intensa y también son muy empáticas. Esto significa que no solo sienten sus propias emociones con mucha fuerza, sino que también perciben las emociones de los demás y pueden verse afectadas por ellas.
- Sensibilidad a los estímulos sutiles.
Una PAS puede notar olores, sonidos, luces o texturas que otras personas ni siquiera perciben. Por ejemplo, pueden sentirse incómodas con una etiqueta de ropa, el zumbido de un aparato electrónico o un olor demasiado fuerte.
¿Cómo saber si eres una persona altamente sensible?
Si leyendo las características anteriores te sientes identificada, puede que seas una persona altamente sensible. Pero, ¿Cómo confirmarlo?
Existe una opción muy viable que nos muestra resultados claros y profesionales como es el caso de los test que nos proporcionan el equipo de Haya Psicólogos. Asimismo, también puedes responder a una serie de afirmaciones simples con las que te puedes identificar en mayor o menor medida.
Algunas de las afirmaciones incluyen:
- Me siento abrumada con facilidad por luces brillantes, ruidos fuertes o mucho movimiento.
- Necesito momentos de tranquilidad y soledad para recuperarme.
- Capto detalles que otras personas no perciben.
- Me afectan mucho las emociones y estados de ánimo de otras personas.
- Suelo sobresaltarme fácilmente ante sonidos fuertes o sorpresivos.
- Reflexiono mucho antes de tomar decisiones.
- Las escenas violentas de películas o series me resultan muy perturbadoras.
- Siento mucha conexión con la naturaleza.
Si respondes «sí» a la mayoría de estas afirmaciones, es muy probable que seas una persona altamente sensible.
A continuación, vamos a conocer los dos polos de este asunto: el lado positivo, y el lado negativo, porque no todo es tan malo cómo parece, ni tan bonito; la clave está en saber gestionarlo.
El lado positivo de ser PAS.
Aunque ser una persona altamente sensible presenta sus riesgos, este rasgo también conlleva aspectos sumamente positivos que pueden convertirse en grandes fortalezas si se gestionan adecuadamente:
- Profundidad emocional y empatía.
Las PAS tienen una capacidad única para conectar profundamente con las emociones, tanto propias como ajenas. Esto las hace personas cercanas, comprensivas y capaces de ofrecer un apoyo emocional invaluable a quienes las rodean. Además, perciben las sutilezas en las palabras y los gestos, lo que facilita relaciones más auténticas.
- Creatividad excepcional.
La percepción detallada del mundo y la intensidad emocional alimentan su imaginación. Muchas personas altamente sensibles destacan en campos creativos como la pintura, la escritura, la música o la fotografía. Esta creatividad les permite transformar su sensibilidad en arte y encontrar formas únicas de expresar su visión del mundo.
- Atención a los detalles.
Su habilidad para captar lo sutil las hace observadoras y analíticas. Detectan matices que otras personas pasan por alto, lo que puede ser muy valioso en profesiones que requieren precisión, como la investigación, el diseño o el cuidado de personas.
- Disfrute de las pequeñas cosas.
Las PAS tienen una capacidad especial para maravillarse con la belleza de los detalles cotidianos: el sonido de la lluvia, una melodía suave, el aroma de una flor o una conversación profunda. Esto les permite experimentar momentos de felicidad plena en circunstancias simples.
- Gran intuición.
Gracias a su capacidad de procesar la información de manera profunda, las personas altamente sensibles suelen tomar decisiones acertadas basadas en una combinación de intuición y reflexión. Su capacidad para analizar diferentes perspectivas les permite ver soluciones donde otros no llegan.
- Compromiso y responsabilidad.
En entornos laborales o personales, las PAS suelen ser muy comprometidas y cuidadosas. Al prestar tanta atención a los detalles y ser conscientes de las emociones ajenas, tienden a poner lo mejor de sí mismas en cada tarea, lo que las convierte en personas confiables y dedicadas.
- Espiritualidad y autoconocimiento.
Muchas PAS tienen un interés innato en temas de autoconocimiento, espiritualidad y desarrollo personal. Al estar más en sintonía con sus emociones y pensamientos, buscan constantemente crecer y comprenderse mejor a sí mismas y al mundo que las rodea.
El lado negativo de ser PAS.
Aunque ser una persona altamente sensible tenga muchas virtudes, también existen aspectos que pueden dificultar el día a día y el bienestar emocional de quienes poseen este rasgo.
- Sobrecarga emocional constante.
Sentir las emociones con mayor intensidad puede llevar a un estado de agotamiento emocional. Situaciones cotidianas que a otras personas pueden parecerles mínimas, como discusiones o noticias negativas, resultan abrumadoras para las PAS.
- Estrés en ambientes sociales.
Los entornos ruidosos, las multitudes y las largas jornadas sociales pueden sobre estimular a las personas PAS hasta el punto de experimentar fatiga mental y física. Por esta razón, tienden a evitar situaciones que muchas veces son necesarias, como eventos laborales o reuniones familiares.
- Mayor vulnerabilidad a la crítica.
La sensibilidad a los comentarios de los demás puede generar inseguridades profundas. Las PAS tienden a rumiar las críticas o conflictos durante días, lo que afecta su autoestima y puede derivar en ansiedad social.
- Dificultad en la gestión de límites.
La empatía extrema lleva a las personas altamente sensibles a priorizar las necesidades de los demás, olvidando las suyas. Esto puede generar relaciones desequilibradas, agotamiento y la sensación de ser aprovechados.
- Impacto en la salud física.
El estrés constante y la alta reactividad del sistema nervioso pueden generar problemas físicos, como dolores de cabeza, tensión muscular o problemas digestivos.
Estrategias para cuidar tu alta sensibilidad.
Si te has dado cuenta de que eres una persona altamente sensible, es importante aprender a cuidar este rasgo para que se convierta en una fortaleza y no en una carga.
Aquí van algunos consejos prácticos:
- Busca momentos de tranquilidad.
Dedica tiempo diario para desconectar del ruido y los estímulos externos. Pasear por la naturaleza, meditar o disfrutar de una habitación tranquila pueden ayudarte a recuperar energía.
- Aprende a establecer límites.
No tengas miedo de decir «no» cuando sientas que una situación te está sobrepasando: protege tu bienestar emocional.
- Rodéate de personas que te comprendan.
Relacionarte con personas que respeten tu sensibilidad y que te valoren tal y como eres hará que te sientas más cómoda.
- Practica la autocompasión.
Acepta tu sensibilidad como un rasgo positivo y no te juzgues por sentir las cosas de manera diferente.
- Dedica tiempo a actividades creativas.
Escribir, pintar, dibujar o tocar un instrumento puede ayudarte a expresar tus emociones de forma saludable.
- Cuida tu entorno.
Evita los lugares excesivamente ruidosos, caóticos o que te generen estrés. Personaliza tu espacio para que te transmita paz y confort.
Reflexión final.
Ser una persona altamente sensible no es ni bueno ni malo: es simplemente una manera distinta de estar en el mundo. Si has descubierto que formas parte de este 20% de la población, tómatelo como una oportunidad para conocerte mejor, respetar tus tiempos y aprovechar las fortalezas que vienen de este rasgo. La sensibilidad, bien gestionada, es una de las mayores virtudes que puede tener una persona.
¿Y tú, te reconoces como una persona altamente sensible?