Hay quien dice que tener un bebé significa que las relaciones íntimas de la pareja empiecen a quedar en un segundo plano y que es algo inevitable. Personalmente no pienso así. Si bien es verdad que el hecho de que el bebé duerma en la misma habitación que los padres (al menos en la mayoría de los casos) suele provocar cierta pérdida de intimidad, la realidad es que todo depende de cómo quiera comportarse la pareja.
Hay que tener claro que el hecho de que el bebé duerma con nosotros en la misma habitación para tenerlo controlado mientras es demasiado pequeño no implica que la pareja tenga que renunciar a nada. Los bebés, por norma general, cuando duermen lo hacen profundamente y no hay ningún peligro de que se pueda despertar y ver algo que no debiera. Es más, si así fuera en alguna ocasión, tampoco acabaría siendo un bebé traumatizado ni mucho menos, ya que normalmente hablamos de bebés con edad inferior al año y medio, en todo caso los que acabarían traumatizados serían los padres y las madres pro el susto que se llevarían al comprobar que el bebé se ha despertado sin ellos darse cuenta.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que el cansancio, el agotamiento y el estrés que crece en algunos padres por estar siempre pendiente del nuevo miembro de la familia acaba por transformarse en apatía en este sentido, por lo que ya no tiene nada que ver el hecho de que el peque duerma o no con la pareja, sino con la falta de ganas de ambos, o de un miembro de la pareja.
Algunos expertos recomiendan probar cosas nuevas, y cuando hablan de cosas nueva son es necesario que nos volvamos locos (si no queremos), se trata de buscar algo que nos motive y que nos dé el aliciente que nos falta porque descuidar este aspecto dentro de la pareja puede traer problemas muy graves en el matrimonio.
Tantra, meditación, masajes
Si quieres probar una postura nueva, hazlo. Si quieres dejar volar tu imaginación, hazlo también, pero tal vez lo único que necesitas es relajarte y desconectar un poco para poder volver a ser tú mismo. La experta en tantra Maite Domènech apuesta por la meditación para conseguir un estado de paz que ayude a cada miembro de la pareja a llevar sus emociones hasta un nuevo nivel. Lógicamente ella habla del sexo tántrico, pero no necesariamente debemos ponerle un nombre, sino que basta con que consigamos ese espacio para nosotros mismos que estamos buscando y que nos aporta la paz que necesitamos para dar un paso más allá y volver a estar con nuestra pareja tal y como los estábamos antes de que la novedad, el cansancio e incluso la preocupación hicieran mella en vuestra relación íntima.
En Inspirare, por ejemplo, se habla más de una filosofía de vida que de un momento o de un espacio. Si eso es lo que nos vale, también sería positivo para nosotros pues, la finalidad, es cambiar nuestro estado de ánimo por uno más calmado y que nos aporte la felicidad que el estrés nos ha quitado. Y tampoco se trata de que por tener un bebé hayamos dejado de estar felices, probablemente estemos más felices que nunca, pero sí es verdad que ese estrés por el que todos los padres y madres pasamos nos provoca que, cuando el bebé se relaje, nosotros caigamos rendidos sin ganas de absolutamente nada. A veces ni de respirar.
Y con esto hay que tener mucho cuidado, pues no son pocas las parejas que se rompen después de tener un hijo debido a esa situación que, en lugar de acotarla, acaban extendiendo en el tiempo. Igual son parejas que no estaban preparadas aún, o que sí lo estaban pero no para hacerlo juntos y de ahí las desavenencias, pero la realidad es que esto es algo que ocurre cada día. De hecho, en Agencia Géminis nos han confirmado que muchos de sus clientes son separados y separadas que, tras ser padres, se dan cuenta de que su relación no lleva a ninguna parte y después de darse un tiempo pertinente para rehacer su vida, deciden que quieren conocer a alguien nuevo con quien compartir su tiempo.
Por eso es de vital importancia focalizar nuestros esfuerzos en que nuestras relaciones íntimas no mueran y cualquier cosa que en la que ambas partes estén de acuerdo es válida para probar, sea lo que sea. A mí, personalmente, fueron los masajes thailandeses los que me reactivaron, primero dándome esos momentos a solas que necesitaba, para cuidarme a mí misma, y luego para volver a ser quien era. En Siam, conseguí encontrar ese remanso de paz que necesitaba y que luego pude trasladas a mi relación íntima en casa.