Cada vez es más habitual que en una misma casa vivan niños y ancianos. Aunque es ley de vida que vivan por separados, el nuevo modelo de Estados que se está creando está provocando que cada vez haya más hogares donde los niños, adolescentes tengan que estar conviviendo con los abuelos. ¿Por qué? Pues hay muchas teorías que nos han hecho llegar a esta situación.
La primera, y la más clara, es la económica. Aunque sea duro, las parejas cada vez tienen menos dinero. Y en este caso hay que optar por irse a vivir con los padres, esto genera que cuando se decide ampliar la familia, pues habrá que compartir paredes y techo.
La cosa económica está tan complicada que también pasa al revés. Son muchos ancianos que no pueden pagar el dinero de una residencia y han tenido que irse a vivir con sus hijos. Para el matrimonio es un alivio en lo económico, pero es cierto que para la convivencia es toda una bomba de relojería.
Hay más razones. Son muchas las familias que no pueden cuidar de sus hijos por culpa del trabajo. Son horas y horas en la oficina y no hay nadie que cuide a los más pequeños. En ciudades pequeñas, esto se puede solucionar con idas y venidas a la casa de los hijos. Sin embargo, en ciudades grandes esto no se puede. Lo que llega incluso a que los abuelos se tengan que mudar a las casas para cuidar a los más pequeños.
Dos generaciones muy diferentes
Por último, en los últimos meses, el maldito coronavirus ha provocado que haya mucho miedo a que los abuelos puedan contagiarse en las residencias. Así, muchas familias han optado por llevarse a su padre o madre a su hogar. Una vez que estamos todos juntos, es el momento de hacer una reflexión sobre si es bueno que niños y ancianos convivan bajo el mismo techo. Seguro que esto hace muchos años era algo normal, pero ahora mismo, son generaciones muy distintas. Una generación que podríamos decir que es de la Guerra Civil, mientras que la de nuestros hijos ya pertenecen a la Z. Sin duda, dos mundos diferentes. Conoce cuál es tu generación según el año que naciste, para saber si estás en la misma onda.
El abuelo o abuela necesitará una habitación para dormir y todos tendrán que hacer un esfuerzo para compartir el baño y la TV. Trata de ser bueno con tu abuelo durante este momento. A tu abuelo le puede ser difícil acomodarse en una casa que no es la propia.
Ayudar al abuelo
Si tu abuelo necesita ayuda, los más pequeños tienen que saber que hay que echar una mano. Y al revés puede pasar lo mismo. El abuelo podría ayudar a nuestro hijo jugando a algún juego o preparando juntos un bocadillo después del colegio. Si el abuelo necesita mucha ayuda, o está enfermo, serán los propios padres los que ayudarán con su cuidado. En ciertos casos, habrá una profesional del cuidado de ancianos que vaya a su casa. El precio de auxiliares de ayuda a domicilio puede oscilar entre los 12€ y los 18€ la hora según el día y la cantidad de horas, según nos indican desde el servicio de atención domiciliaria Cuidado en Casa. Ahora bien, existe la ley de la dependencia que subvenciona este servicio y permite el acceso gratuito a personas con bajos recursos. No estaría mal echarla un vistazo.
En los casos en los que los abuelos están a cargo del cuidado del niño, cuando los padres no lo pueden hacer, hay que tener otra mano. Por lo general, estas relaciones son de amor mutuo, pero pueden crear una situación difícil tanto para el niño como para el abuelo. Los niños que viven con los abuelos, suelen extrañar a sus padres y desean poder vivir con ellos en vez de con sus abuelos. A los abuelos les puede resultar difícil mantener el ritmo necesario para cuidar al niño y todas sus actividades. Por eso, hay que hablarlo.
Y llega el día en el que los abuelos fallecen. Ese día será muy duro. Pero hay que adaptar a los más pequeños para que lo sepan y lo sepan asimilar. De no hacerlo, el palo puede ser más duro, ya que pasarán de estar casi las 24 horas a no volver a verlos nunca más.
No hay que olvidar, y es muy importante, que tener a una persona mayor en casa no significa tener a un sirviente en casa. Ellos también tienen que tener su momento para divertirse, salir, expandirse. Tenemos que huir del síndrome del abuelo esclavo. Ellos ya nos crearon a nosotros, ahora se merecen disfrutar. ¿No crees?