Estamos inmersos en el verano. El momento en el que el cuerpo te pide, relax y la mente desconexión. Fuera trabajo, fuera estrés y fuera rutina. Toca cambiar de aires y disfrutar. Cuando tienes familia, parece que las vacaciones se convierten en tortura, al menos esa es la percepción más común. El tedio que puede suponer cuando pasas de cierta edad, compartir esos días con tus seres queridos, no resulta agradable. Una cosa es tener una familia con niños pequeños, en cuyo caso, la experiencia es inolvidable y toda una aventura; otra, tener que viajar con adolescentes. En este último caso, los adolescentes o jóvenes adultos, pueden percibir las vacaciones en familia como una especie de castigo o tortura a las que sus progenitores, someten. Lugares como Lanzarote, en donde puedes disfrutar de Suite Isabella, una villa vacacional con todas las comodidades y lujos, pueden ser el destino ideal de estas familias con hijos en edad complicada.
Viajar en familia, como decimos, puede ser toda una aventura o toda una señora pesadilla, según para quien y como se organice el viaje. En cualquier caso, los encargados de que la experiencia sea grata para todos, son en primera instancia los padres. Así que, para ellos, va este post, con algunos consejos que pueden resultar útiles tanto si la familia se compone de niños, como de adolescentes. La familia es lo primero, sin duda, y las vacaciones son el momento ideal para fortalecer lazos y vínculos. Además de crear recuerdos inolvidables.
Planificar un viaje familiar puede resultar agobiante y estresante, sobre todo si es la primera vez o las precedentes salieron un poco mal. Para que el viaje sea una aventura positiva para todos, lo fundamental es la planificación. Obviar esas connotaciones negativas que rodean la situación y pensar en la emoción que conlleva disfrutar de tus hijos y con ellos.
Es fácil pasar el año entero pensando en ese momento idílico de las vacaciones, en donde te imaginas en la playa, tomando el sol, disfrutando de un buen libro, relajándote en la piscina o tomando un mojito sin pensar en nada más. Cuando tienes familia, esa fantasía, antaño realidad plausible, las vacaciones pueden resultar de todo menos relajantes. Los niños demandan atención constante por lo que hay que planificar este tiempo en base a sus necesidades. Los adolescentes, al contrario, demandan independencia.
Sin embargo, en cualquiera de los casos, pasar unas vacaciones con la familia, puede estar exento de ese estrés, las riñas y agobios habituales y, convertirse en una experiencia maravillosa para todos.
Tips para viajar con niños
En primer lugar, antes de viajar, siempre (con familia o sin ella) hay que pensar en el destino. En esta situación, es fundamental pensar en quienes van a viajar contigo, no en solo en lo que te apetece a ti. La edad de los pequeños, sus gustos, necesidades, etc. Se trata de elegir un destino apetecible para todos, en el que haya cabida para disfrutar en conjunto de las actividades y lugares a visitar. Da igual si se trata de un pueblo de montaña, la playa o incluso, una gran ciudad. Lo fundamental es que haya cabida para todos. Una buena opción, es sin duda, un complejo vacacional en el que tanto niños como adultos, puedan realizar actividades acordes con su necesidad.
Contar con un programa de actividades para evitar el aburrimiento de los componentes de la familia, es otra de las claves para que el viaje sea una experiencia gratificante.
El transporte y alojamiento, son otros aspectos a tener en cuenta. No es lo mismo viajar en coche, avión, tren o autobús, sobre todo si se trata de viajes largos. El autobús resulta algo incomodo para viajar en familia, aunque es una buena opción para trayectos cortos. Elijas el transporte que elijas, hay tener a mano todo lo necesario por si surgen imprevistos y juegos para entretenerlos durante el viaje. Para alojarse en familia, lo mejor es un alquiler vacacional, casa rural, aparta hotel, pues para los niños es más cómoda esa libertad que la que proporciona un hotel.
Antes de salir de casa, con toda la planificación ya hecha, no hay que olvidar preparar el equipaje con el tiempo y antelación suficiente para evitar olvidos de última hora. Hacer la maleta puede ser estresante hasta cuando viajas solo, con lo que hacer maletas para todos, puede resultar un poco agobiante. En primer lugar, hacer una lista con todo lo que hay que incluir en cada maleta, va a ayudar a gestionar mejor esta tarea logística. No puedes olvidar cosas importantes para los pequeños, como es peluche que tanto les gusta o su camiseta favorita. Además de lo básico y elemental como la documentación necesaria y un botiquín.
Como puede verse, no es tan diferente la preparación de un viaje en pareja, con amigos o en familia. Lo fundamental en este caso es hacer una buena planificación para evitar el agobio y el estrés que conlleva el pensamiento de lo que puede salir mal. Conviene se optimista y pensar que todo va a salir bien y obviar esas ideas preconcebidas de como deben ser unas vacaciones.
Adolescentes… todo un ¿reto?
No debería ser así. Viajar con tus hijos adolescentes debe ser una experiencia positiva para todos. Como con los más pequeños, es necesaria una buena organización. En este caso, la flexibilidad de la edad y sus ganas de aprender y descubrir, se adaptan más a las de un adulto. Puesto que ya empiezan a tener otra serie de inquietudes y necesidades, en este caso, es fundamental, implicar a los adolescentes en la preparación.
Hacerles participes de todo lo relacionado con las vacaciones, va a proporcionarles mayor motivación que si se les impone un destino. Dejar que decidan o al menos, propongan lugares y actividades, hará que se sientan parte de la aventura. Por otro lado, dejar que decidan alguna de las actividades a realizar en el destino, estimula su autonomía y aumenta su autoestima.
En función del adolescente, elegir unas actividades u otras, es clave para que las vacaciones sean un éxito. Si tu hijo o hija es aventurero, llevarles a practicar tirolina o actividades con cierto nivel de riesgo, es una excelente opción. Para los amantes del arte, existen talleres de pintura, escritura o teatro en muchos destinos. Actividades a practicar en familia como la equitación son otra alternativa que suele resultar bien recibida por los adolescentes.
Sabemos de sobra que nuestros pequeños jóvenes, son amantes de la conexión digital. Pedirles que abandonen sus redes sociales por un día puede acabar en conflicto bélico interno. Permitir que se conecten en ciertos momentos del día es lo más prudente. Hacer pausas para que puedan conectarse con sus amigos, subir las fotos de su aventura y compartir momentos, hará más propicia la desconexión.
Indispensable: dejar huecos libres. Unas buenas horas de descanso, son fundamentales para los jóvenes. Además de programar momentos en los que los adultos tengan su tiempo y los adolescentes, gestionen su propio tiempo haciendo cosas en solitario, con sus hermanos o los amigos que hayan cosechado. No se trata de hacerlo todo juntos, hay que respetar los tiempos. Como cuando se esta en casa, los niños salen, van con sus amigos, al cole, etc. En las vacaciones, hay que concederles un espacio, igual que los adultos necesitan tiempo para ellos, los adolescentes, también.
El alojamiento, debe ser adecuado a la familia. Si los hijos no se llevan bien entre sí, mejor ponerles en habitaciones separadas para evitar posibles conflictos. En la medida de lo posible, lo mejor es optar por alojamientos en los que se sientan cómodos y libres, así como que cuenten con un espacio propio para evadirse en caso necesario. La ubicación es otro factor importante, ideal que les permita salir solos por las inmediaciones o pasear por el entorno siempre que sea seguro, sin la necesidad de ir acompañados.
Ya hemos recalcado en ambos casos, viaje con niños y viaje con adolescentes, la importancia de planificar todo lo posible la experiencia vacacional. Sin embargo, hay que dejar un espacio libre. Momentos en los que haya que improvisar una aventura, descansar o libres para que surja un imprevisto. La flexibilidad es otra insignia que hará que las vacaciones en familia, sean una gran experiencia. Planificar no implica ser estrictos con el programa establecido, simplemente, consiste en un esqueleto armado que hay que completar.
De ahí que sea importante tener en cuenta todas las posibilidades, barajar opciones y organizar el tiempo en función de las necesidades de cada miembro de la familia. Crear esa estructura, facilita la tarea de iniciar la aventura. Sin embargo, lo bonito de un viaje, es la incertidumbre, saber lo que va a pasar está bien, pero aventurarse en función del momento, improvisar y salir de la zona de confort, propicia el entusiasmo, la creación de nuevos vínculos y el fortalecimiento de los lazos ya existentes. Por lo tanto, si en plenas vacaciones a tu hijo se le ocurre alguna aventura, o a cualquier miembro de la familia, adelante. Cambiar el plan, muchas veces, da mejores resultados.