Hay momentos muy especiales en esta vida y por los cuales merece la pena pasar carros y carretas. Uno de esos momentos, sin duda, tiene que ver con el hecho de tener hijos e hijas. Hablamos de un momento de la vida en el que adquirimos una gran responsabilidad y en el que una vida humana empieza a depender de nosotros o nosotras para absolutamente todo. No cabe la menor duda de que esa responsabilidad nos debe hacer madurar si todavía no lo hemos hecho y que transforma nuestra vida por completo. Sin embargo, lo hace para bien.
Una de las primeras grandes responsabilidades de un padre o una madre tiene que ver con la totalidad de trámites que son necesarios para registrar a esa nueva persona que ha pasado a formar parte de nuestras vidas. Se trata de un conjunto de trámites que muchas veces nos causan ciertos problemas puesto que venimos de unos días intensos, es normal encontrarse cansado o cansada e incluso, en el caso de las mujeres, se debe mantener un cierto reposo. No cabe la menor duda de que obtener una ayuda en este sentido es fundamental para intentar finiquitar todos los trámites de una manera rápida y eficaz.
En España se han creado tantos aspectos ligados a la burocracia que ya nos da miedo todo lo que tenga que ver con ella… incluso a la hora de resolver todos los trámites derivados del nacimiento de un hijo o hija. Es la sensación que los y las profesionales de BBTramit, expertos en tramites de nacimiento, nos han contado que tiene buena parte de los padres y madres primerizos en los momentos en los que nos encontramos… y lo cierto es que no nos extraña en absoluto. Después de unos días tan cargados de emociones como los que implican el nacimiento de un nuevo miembro de la familia, lo lógico es que se deje esta obligación en manos de terceros para poder disfrutar de un merecido descanso mientras disfrutamos al mismo tiempo de esa nueva personita que ha llegado a nuestra vida.
La diferencia entre dejar estos servicios en manos de terceros o realizarlo nosotros es sideral, sobre todo por el tiempo que ahorramos si decidimos que otras personas se encarguen de eso por nosotros. La posibilidad de poder vivir en nuestra casa los primeros días de esa persona tan especial para nosotros en lugar de estar dando vueltas en el edificio de varias administraciones es muy jugosa para mucha gente y eso es lo que explica que los padres y madres primerizos apuesten por ello en lugar de por resolver esos asuntos en persona.
Problemas demográficos en España
Debemos reconocer, una vez llegados a este punto, que España tiene un problema de índole demográfico sobre todo a causa del número de nacimientos. Analicemos el enlace que os pasamos a continuación y que hace referencia a la cantidad de nacimientos de 1975 a 2021. En el primero de esos años, el número de nacimientos superó los 669.000. En 2021, fueron 336.000. O lo que es lo mismo: en menos de medio siglo, la cantidad de personas que nace en España se ha reducido a más de la mitad. El dato es simplemente demoledor.
En una noticia que fue publicada por el diario El País se catalogaba esa situación como un desastre demográfico… y lo cierto es que la situación lo merece. En la información se revela que la pandemia es una de las cuestiones que ha agravado este asunto, algo que desde luego va a poner más problemas en lo que respecta a la natalidad de una población que ya empieza a notar las consecuencias de un problema como este.
No se trata de un problema que solo nos afecte a nosotros. Está claro que todas las sociedades occidentales se encuentran en una situación bastante parecida. La crisis económica mundial que surgió en el año 2007 ha hecho que las clases medias dispongan de un bienestar mucho peor que el que teníamos en los años 90, lo cual ha tenido un impacto en lo que tiene que ver con su natalidad. Como es lógico, ese es uno de los asuntos que está haciendo que nuestra sociedad esté cada vez más envejecida, con los problemas que eso conlleva para el empleo, el pago de las pensiones y otros asuntos.
Hay que promover que las familias tengan descendencia. Con la situación económica a la que nos hemos enfrentado desde hace década y media, es normal que haya mucha gente se haya planteado no tenerla puesto que eso conlleva un gasto que muchas veces no se puede asumir. Eso tiene consecuencias para la sociedad, como la del envejecimiento que estábamos mencionando en el párrafo anterior. Pero no se puede culpar a las personas por no tener hijos. Si el contexto no ayuda, poco se puede hacer.