Si hay momentos divertidos que siempre recuerdo cuando era un niño, eso era cuando estaba con mis padres y nos disfrazábamos. No sé qué tendrá esto de ponerte un disfraz, pero a mí me encanta. Así, siempre recuerdo momentos muy concretos cuando toda la familia nos disfrazábamos y éramos muy felices. Por eso, ahora que vivimos unos momentos en los que es tan complicado esto de poder pasar tiempo con nuestros hijos, por eso siempre aprovechó para pasar tiempo con ellos.
Y la mejor manera que he encontrado es la de jugar a disfrazarnos. Por eso, nos sentimos tan felices de poder hacerlo. Es como sentirse otra persona.
Carnaval
El Carnaval en España es una antigua celebración festiva documentada desde la Edad Media y con una rica personalidad propia a partir del Renacimiento que ha quedado recogida en la literatura española y otras artes localizadas en los diferentes pueblos. Como en el resto de los carnavales mundiales supone una suma de diferentes fiestas paganas asociadas a las celebraciones cristianas, en este caso a la Cuaresma. Es la época donde más nos disfrazamos. Aquí dejo que cada uno elija lo que quiera. En mi caso el que más recomiendo es el de Ciudad Rodrigo. El Carnaval del Toro está considerado uno de los festejos más antiguos de España, junto con los carnavales de Ciudad Rodrigo, son una de las fiestas más populares de esta localidad salmantina.
Halloween
España no ha podido decir que no a las modas de Estados Unidos. Y una de ellas ha sido la de Halloween. En la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, todos los niños y mayores nos disfrazamos de algo terrorífico. Las actividades de Halloween incluyen el dulce o truco (o el disfraz y el alma relacionados), asistir a fiestas de disfraces de Halloween, tallar calabazas en jack-o’-lanterns, encender hogueras, menear manzanas, juegos de adivinación, hacer bromas, visitar atracciones embrujadas, contar historias que producen miedo, además de ver películas de terror. La verdad es que nos lo pasamos de miedo.
Fiesta temática
También se puede dar nombre a la fiesta con un título genérico que obligue a todos los invitados a seleccionar un disfraz de una temática común. Este título puede ser cualquiera siempre que logre mantener el espíritu lúdico y divertido de la celebración. Por supuesto, es necesario escoger asuntos lo suficientemente variados o familiares para que todos los invitados encuentren algo que ponerse. Así, yo con mis hijos realizó fiestas temática que sirven para que ellos aprendan. Y os pongo varios ejemplos.
En una ocasión mi hijo estaba estudiando Historia, en concreto el tema de los Romanos. ¿Qué hicimos? Pues bien claro estaba, hicimos una fiesta el sábado por la noche de esa época. Pedimos los disfraces por Internet a La Casa de los Disfraces y nos lo pasamos pipa. Y es que además de divertirnos, fuimos aprendiendo de esa época de la historia. Así, nos disfrazamos de patricios, de plebeyos, de dioses romanos…y el resultado fue genial. Un 10. Y así hemos hecho con más temáticas. Por ejemplo de Edad Media o de los egipcios.
Fiesta del verano
Si algo recuerdo que era muy divertido era dar la bienvenida al verano. Por eso, en la época favorito para todos también me gusta hacer una fiesta de verano en el jardín de mi casa. Eso sí, aquí los disfraces son mucho más escuetos. Por ejemplo nos disfrazamos de nadadores, o la última vez hicimos una fiesta de Hawaii. Para disfrutar de la temática hawaiana en una fiesta de verano, lo más importante es vestirse con ropa fresca, minimalista. Ponte una divertida falda de flecos, una camisa floral muy llamativa, bikinis adornados con flores o los míticos cocos o usa algún pareo.
También puedes hacer una fiesta marinera. El mar siempre es una temática ideal para una buena fiesta de disfraces veraniega. Además, da mucho partido a la hora de decidir la decoración y la temática. Celebra una fiesta marinera con camisetas de rayas blancas y azules o vive la aventura de una fiesta pirata de verano. Y lo mismo si estamos en Navidad.
Y estas son algunas de las ocasiones en las que nos disfrazamos junto a mis hijos. Me encanta. Aunque es cierto que se podría decir que me gusta más a mí que ellos. Como os he dicho, es algo que me evoca a mis tiempos de niñez. Y ahora, da gusto porque hay mil formas de disfrazarse y sobre todo, mil momentos para hacerlo.