Liceos musicales y bandas de música, toda una institución en Valencia.

Banda de música.

No existe barrio de Valencia ni pueblo de la provincia que no se enorgullezca de tener su propia banda, ni su propio liceo musical, en el que se enseña música a los niños desde que son pequeños. Existen iniciativas similares en otras partes de España, pero en pocos sitios, bandas de música y liceos musicales tienen el arraigo social que poseen en Valencia.

Para tener bandas de música de calidad hace falta formar buenos músicos. Este es el espíritu con el que se crearon los liceos musicales valencianos. En ellos se imparte una enseñanza de alto nivel. Los profesores del Liceo Musical de Mislata, un municipio ubicado al lado de la ciudad de Valencia, en cuyo liceo además de enseñar música impulsan 9 agrupaciones musicales, 5 de ellas son orquestas sinfónicas, nos cuentan que a día de hoy, la formación que se imparte estos centros está reconocida oficialmente, llegando a impartir el mismo nivel de estudios que un conservatorio.

Si queremos conocer el arraigo social de estas asociaciones musicales, nada mejor que recurrir a las fiestas populares. Te cuento una experiencia propia. Estamos en la semana de Fallas. Es sábado por la mañana. Faltan aún dos horas para que se tire la Mascletá en la Plaza del Ayuntamiento. La Banda Sinfónica de Ruzafa hace un pasacalles por las principales calles del barrio. Un vecino me dice que la banda ha sido contratada por los casales falleros.

Ruzafa es un barrio popular, cercano al centro, que de unos años a esta parte se ha convertido en un sitio de moda. Un lugar para salir a cenar y tomar algo en las terrazas. Ese mismo sábado, a media tarde, una comparsa que toca música de pachanga recorre la calle en la que me encuentro. Son realmente buenos. Me sorprende ver como algunos de los músicos los había visto por la mañana en el pasacalles de la banda de música. Un chico que está sentado en la mesa de al lado me dice que el trompetista es el profesor de música de su hijo. Le da clases en la escuela de música. Es sorprendente el cariz que alcanza el asunto.

Estos son algunos ejemplos del carácter popular de liceos y bandas de música en Valencia.

El Ateneo Musical de Cullera.

Señala la revista Al Compás que el Ateneo musical de Cullera tiene una apasionante historia de más de 126 años. Todo comienza a finales del siglo XIX, cuando el músico cullerense, Heliodoro Frigola Calatayud, conocido popularmente como “Mestre Urios”, después de estudiar composición musical en Valencia y Barcelona, regresa a su pueblo con la intención de montar una banda de música.

La idea despierta un gran entusiasmo. Si bien había cierta tradición musical en la ciudad, Frigola descubre que para montar una banda de calidad debe formar y perfeccionar a los músicos. Crea entonces una escuela de música ligada a la orquesta.

Fruto de su trabajo de enseñanza, en 1895 crea una banda llamada “Unión Musical” formada por los 55 alumnos y músicos más aventajados. Su labor había llamado la atención en la capital, y 2 años antes de fundar oficialmente la banda, ya había sido invitado a tocar en la plaza de toros de Valencia.

En 1910 la banda se convierte en una Asociación de Fomento Cultural. Como necesidad para impulsar todos los proyectos que se estaban fraguando en torno a la banda, como la idea de montar una escuela de música con distintos niveles, que acogiera alumnos de todas las edades, incluidos niños. Se crea una asociación con 112 socios que pagan una cuota mensual. Frigola cede la dirección al joven músico Mariano Martín Blai, quien revolucionará la institución con sus novedosos métodos de enseñanza. En 1917, la asociación adopta el nombre que conserva actualmente: “Ateneo Musical de Cullera.”

El objetivo de todo el proyecto está claro. Formar una de las mejores bandas de música de Valencia. Así, en 1927, en el II Certamen Internacional de Bandas de Música Ciudad de Valencia (C.I.B.M.), en que participan 15 bandas diferentes, la banda del Ateneo Musical se alza con el primer premio.

Llega la guerra civil, el ateneo se disuelve y algunos de los músicos locales desaparecen. En plena postguerra, fruto del empuje de antiguos socios, se comienzan las negociaciones con las autoridades políticas del régimen para rescatar el proyecto. Se redactan nuevos estatutos y se adapta el funcionamiento a las exigencias del momento. En 1947, en la procesión del Santo Encierro, la noche del Viernes Santo, la banda de música vuelve a reaparecer.

Más de 100 años de historia.

La revista valenciana Les Bandes de Música cuenta en un artículo el origen de la Banda Municipal de Valencia.

Contando la ciudad de Valencia con una gran tradición musical, a principios del siglo XX aún no disponía de una Banda Municipal que representara a la ciudad. En 1910, el concejal Vicente Ávalos, periodista y crítico cultural, propone en el consistorio la fundación de una banda municipal, lo que según él es una cuestión de primera necesidad.

“Siendo Valencia, la tercera capital de España, no cuenta con una Banda Municipal, como tienen, no solo Barcelona, sino ciudades de importancia secundaria como San Sebastián, Bilbao, Córdoba y muchas más.” – Dice Ávalos en el ayuntamiento.

Un año más tarde, se aprueban los estatutos. La banda de música estará formada por 60 músicos y 4 educadores. Los músicos se dividirán entre solistas de primera, músicos de segunda y músicos de tercera clase. Los sueldos serán de 3,50 pesetas diarias para los músicos de 1ª y de 2 pesetas para los de segunda, siendo los músicos de 3ª colaboradores voluntarios.

Para ser músico de 1ª o 2ª era necesario aprobar una oposición. Los colaboradores serían seleccionados a través de concurso. La edad mínima para ingresar en la banda era de 18 años, jubilándose al cumplir los 50. Todos los miembros de la banda deberían acudir como mínimo 3 días a la semana a la academia para perfeccionar su formación musical.

Para seleccionar al equipo de profesores, que además cumplían funciones directivas, había que pasar unas oposiciones que incluían pruebas de composición, de dirección de orquesta y un cuestionario sobre conocimientos musicales. Entre los 9 aspirantes que se presentaron en la primera promoción, se seleccionaron a 3 docentes: El maestro Santiago Lope, que fue el primer director de la banda, el compositor Salvador Giner, nombrado director artístico, y el músico Tomás Valero, que además fue el primer secretario.

Los músicos profesionales de la Banda Municipal pasaban a ocupar la condición de funcionario público. Una vez contratado, su puesto sería cubierto por oposición en caso de jubilación o por separación disciplinaria del servicio. A las primeras oposiciones se presentaron músicos de todas las bandas y agrupaciones musicales de los barrios y pueblos de Valencia.

Espíritu asociativo.

Una gran parte de los liceos musicales valencianos son asociaciones culturales privadas. Esto también sucede con muchas de las bandas de música, llamadas Unión Musical. Tienen su origen, por tanto, en la iniciativa particular, no en la promoción pública.

Esta no es una característica mala, sino más bien todo lo contrario. Están impulsadas por grupos de vecinos amantes de la música que quieren llevar a cabo proyectos musicales en su pueblo o en su barrio, incluyendo la enseñanza musical desde edades tempranas y la difusión de una tradición, la de las bandas, bien arraigada en la región.

Su carácter privado y asociativo les dota de una independencia que les protege de los vaivenes políticos que se dan en los ayuntamientos. Pudiendo poner en marcha proyectos de larga duración, sin riesgo a ser obstruidos o paralizados.

Al ser independientes pueden impulsar diferentes iniciativas promovidas por los socios. Desde escuelas de música, clases de piano o de guitarra, hasta la creación de diferentes agrupaciones musicales que no se circunscriben a la existencia de una banda de música. Algunos liceos impulsan orquestas sinfónicas y hasta bandas de Jazz.

La tradición asociativa popular es bastante habitual en el País Valenciano. Las fallas, la fiesta más importante de Valencia, están organizadas por casales falleros, compuestos por vecinos, que se organizan de forma autónoma y que recogen dinero durante todo el año para financiar el monumento fallero que plantan en la esquina de su calle y que luego prenden fuego.

Es habitual ver como los casales organizan cenas o venden lotería para recaudar dinero. Las asociaciones falleras están bastante activas durante todo el año, no solo la semana de las fallas.

En Andalucía, las cofradías de Semana Santa y las hermandades rocieras tienen un origen similar. Son asociaciones constituidas por ciudadanos. Se dan casos en las que las imágenes que salen en procesión son propiedad de la hermandad. Ellos son los que la compraron y los se encargan de su mantenimiento. Pudiendo cederlas o no a las autoridades religiosas.

La causa asociativa en Andalucía, al menos en este caso, es la fe religiosa, mientras que los valencianos se asocian más por la diversión.

Lo bueno de los liceos musicales es que además de ser una asociación de promoción cultural, cumplen una labor magnífica en la enseñanza de la música.

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