La higiene es algo que no está reñido con nada y es que no importa cuál sea nuestra edad ni nuestro trabajo o lugar de residencia, todos debemos de tener unos hábitos de higiene mínimos ya desde pequeños. Que esto sea así, además de bueno para nosotros mismos y nuestra salud, también lo es para los que nos rodean ya que, con ello, ganaremos en presencia.
Para gozar de una buena higiene podemos hacerlo de diferentes formas, sin embargo, las duchas y las bañeras son los elementos del cuarto de baño que mejor se adaptan a nuestras necesidades. Ambos tienen sus pros y sus contras, no obstante, los platos de ducha son los que se están imponiendo en los últimos años.
Las bañeras, por su parte, nos permiten poder meternos en ellas y disfrutar de un baño relajante, pero, en la sociedad actual, se considera que el consumo de agua que necesitan es más que excesivo. El plato de ducha, por su parte, no nos permite ese tipo de baños, pero sí que tiene como punto a favor que ocupa menos, además de otro factor clave que os contaremos más adelante.
Si tenemos bebés en casa, o niños pequeños, la necesidad de bañera se hace plausible, de ahí que la mayoría de viviendas de obra nueva con dos baños tengan una bañera y una ducha como mínimo, pero una vez que hemos pasado esa etapa, ¿realmente necesitamos tanto la bañera?
Mamparas
A la hora de darnos una ducha o un baño, siempre queremos disfrutarlo de una forma cómoda, segura y sin salpicaduras, para ello, lo mejor que podemos hacer, en ambos casos es contar con una mampara, sin embargo, para que sea buena y se adapte a nuestras necesidades, debemos de seguir los siguientes criterios:
Las mamparas han de ser un elemento importante para mejorar nuestra experiencia en el baño. Esto siempre será así cuando nos permitan un mayor confort, conserven el calor de la bañera o de la ducha y eviten las salpicaduras de agua, así como los resbalones que podamos tener. Además, hablando ya funcionalmente, también han de ser servir para poder ampliar visualmente el espacio. Esto se debe a la acción del cristal templado de seguridad.
Por supuesto, también podemos tener en cuenta el diseño. Una opción muy de moda que nos permite personalizar la mampara en función de nuestros gustos, así como integrarla en el estilo del resto del cuarto de baño. Por último y quizá lo más importante, tendremos que decantarnos por el tipo de mamparas que se adapten a un plato y a un tipo de apertura en concreto. Esta decisión es la más importante y se verá influida por la distribución que tenga nuestro baño, además de por el espacio que tengamos disponible. De este modo podremos elegir la mampara que más nos guste, pero siempre teniendo en cuenta que sea la mejor solución para que se pueda adaptar a las singularidades de nuestro cuarto de baño.
Según los expertos la clave está en elegir la solución que nos permita acceder a la ducha con comodidad ocupando el mínimo espacio posible. Y es que poner una mampara con puerta abatible puede quedar muy cool pero la realidad es que la mayoría de nuestros hogares no tiene tanto espacio como para instalar eso y que podamos movernos libremente por el baño.
Y es que tenemos que tener muy en cuenta el tipo de apertura que queremos que tenga nuestra mampara, ya que en función de la modalidad de cierre que escojamos, tendremos diferentes opciones, todas ellas igual de válidas y efectivas.
- Cierre total de la zona de ducha
- Es una solución en la que las puertas se deslizan sobre una guía mediante rodamientos. Estos pueden ser simples o dobles y el cierre es estanco por lo que no genera goteo.
- Es idóneo para espacios reducidos ya que nos ofertan un gran espacio de entrada y tienen la ventaja de que no ocupan más espacio durante la apertura. Además, también son estancas.
- Son las más recomendadas para personas con movilidad reducida por el gran hueco de entrada que dejan, sin embargo, la realidad es que necesitan un mayor espacio libre alrededor.
- Cierre parcial de la zona de ducha
- Panel fijo. Se trata de una solución compuesta por un panel de una hoja que se mantiene fija.
- corredera, plegable o de panel abierto fijo. Es la opción más recomendada para baños de dimensiones mínimas ya que no ocupa espacio adicional al de la ducha.
Las personas mayores, el colectivo que más ayuda necesita en el baño
Además de los niños pequeños, las personas mayores son el colectivo que más ayuda necesita habitualmente en los cuartos de baño y es que muchos de ellos todavía tienen bañeras en sus casas, un elemento que les hace difícil que se puedan duchar, es por ello por lo que medidas como las de la Diputación de Málaga se agradecen. Allí, los vecinos mayores de 65 años y personas con movilidad reducida pueden solicitar ayudas de la Diputación para rehabilitar o adaptar sus viviendas. Unas ayudas en las que por supuesto, se incluyen los cambios de bañeras a platos de ducha para que pueden ganar en movilidad y comodidad.
Cambiar una bañera por un plato de ducha puede costar una media de 300 euros, según Baño Spacio, aunque a eso habría que añadir la mampara y la retirada de escombros o incluso el alicatado de algún rincón del baño en caso de que la retirada de la bañera haya provocado la necesidad de poner azulejos nuevos.