No hay nada más bonito que la sonrisa de un niño cuando está en una fiesta. Es el momento en el que se olvida de todo. Su mundo se convierte en una fantasía. Es feliz junto a sus amigos, se siente alegre, y es de esas cosas que siempre recordará. Así me ocurre a mí, que dentro ya de mi edad, recuerdo perfectamente las fiestas que mi padre y mi madre me organizaban por mis cumpleaños. Ahora bien, no tenían nada que ver con las que se hacen ahora.
Fiesta infantil: Todos los detalles que no pueden faltar
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