8 malos hábitos que producen problemas bucodentales en los niños

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En la infancia solemos practicar ciertos hábitos que, aunque son normales durante nuestra niñez, si no desaparecen y nos acompañan a otras etapas, pueden acarrear problemas para nuestra salud bucal.

La persistencia de malos hábitos de higiene bucal puede afectar en el desarrollo musculo-esquelético facial y provocar alteraciones dentales, como el apiñamiento y la maloclusión, entre otros. Además, también puede llegar a afectar el sistema respiratorio y digestivo, causar problemas para el aprendizaje y el habla e incluso, tener un efecto negativo en el área social y emocional.

La gravedad de los problemas que pueden resultar de estos malos hábitos depende la edad en la que se adquieren, y la intensidad, duración (horas, minutos) y frecuencia con la que se realiza.

Así mismo, es muy importante la detección de estos hábitos al momento de su aparición, para la prevención de problemas como la maloclusión. Esta no es más que una es una malposición de los dientes superiores e inferiores que impiden que encajen como debieran y que en un 50% de los casos, se deben a malos hábitos en la higiene dental.

Los malos hábitos orales en la infancia más frecuentes son:

  1. Succión del dedo

Consiste en meterse un dedo en la boca y succionarlo de forma repetida.

El bebé tiene un sistema de succión muy bien desarrollado ya que es su forma de contacto principal con el mundo exterior, por lo tanto, se considera como un reflejo normal (hábito fisiológico) durante los primeros años de vida.

Sin embargo, este hábito debe desaparecer de los 2 a 3 años, ya que a esa edad el niño ya tiene todos sus dientes de leche y puede afectar el desarrollo de los maxilares y del posicionamiento dental.  Además, pueden aparecer problemas fonéticos y de masticación si el hábito persiste.

Es tal el problema que supone dicho hábito, que expertos de la Sociedad Española de Pediatría lo consideran más peligroso que el uso del chupete, ya que saben que es bastante difícil despegarse del hábito y se recae en él de forma inconsciente durante las horas de sueño.

Cuando un niño se chupa el dedo, este se apoya contra el paladar presionándolo hacia arriba y  provocando:

  • Un paladar ojival: que se trata de un paladar estrecho debido a que su curvatura natural se acentúa más.
  • Mordida abierta: los incisivos superiores no hacen contacto con los incisivos inferiores y más bien se crea un espacio entre ellos en el que la lengua se interpone.
  • Los incisivos superiores tienden a inclinarse hacia afuera.
  • Y a su vez, todo ello contribuye a dificultar la masticación, respiración y pronunciación

2.      Interposición labial

El niño posiciona el labio inferior por detrás de los dientes superiores, tanto en reposo como al tragar, Este hábito es fácil de reconocer, ya que parece que el niño se está mordiendo el labio todo el tiempo y trae como consecuencia:

  • Inclinación de los incisivos superioreshacia fuera de la boca, de forma que da la sensación de que quedan fuera de la boca.
  • Apiñamiento de los incisivos inferiores debido a la presión que el labio inferior ejerce hacia dentro.
  • El labio superior no cubrelos dientes.
  • Retrusión mandibular: aquí, la presión continúa del labio inferior sobre la mandíbula impide que esta se desarrolle por completo, causando que quede posicionada más hacia atrás de lo que debería con respecto al maxilar.
  • Lesiones irritativasen los labios por el efecto de la saliva y el roce de los dientes.

3.      Deglución infantil

En una deglución adulta los dientes superiores e inferiores están en máximo contacto unos con otros, en lo que se conoce como una intercuspidación, mientras que la lengua queda situada en el interior, contactando con las caras interiores de los dientes en el momento de deglutir.

Mientras, en una deglución infantil (hasta los 3 a 5 años), los dientes superiores e inferiores no alcanzan su máximo contacto y la lengua se interpone entre los dientes superiores e inferiores en el momento de deglutir.

Si el hábito persiste, la persona comienza a experimentar agrandamiento de las anginas, la lengua y tienen maxilares muy pequeñas o que han sufrido una pérdida prematura de los dientes de leche, además de:

  • Mordida abierta anterior con interposición lingual.
  • Adelantamiento de los incisivos superiores.
  • Contracción labial al deglutir, y no del masetero como debería ser.
  • Mentón muy tonificado.

4.      Respiración oral

La respiración nasal es aquella en la que se ingresa el aire por la nariz mientras la boca permanece cerrada y la lengua se apoya sobre el paladar favoreciendo su desarrollo. Sin embargo, la respiración oral es aquella en la que el aire ingresa por la boca y por lo tanto, la lengua se mantiene baja para permitir el paso del aire, afectando el desarrollo del paladar.

Este mal hábito adquirido se debe a una obstrucción de las vías respiratorias nasofaríngeasagrandamiento de las anginas, desviación del tabique nasal, rinitis, alergias, etc.

La respiración oral también suele estar asociada a pacientes con deglución atípica, con interposición labial e interposición lingual.

Las personas que tienden a este hábito presentan unos rasgos faciales característicos: cara larga y estrecha, ojos caídos o tristes con tendencia a la aparición de ojeras, nariz pequeña, boca entreabierta con labios resecos, labio superior corto y disfuncional, y labio inferior más prominente.

Mientras, los problemas que resultan de este hábito son:

  • Paladar triangular y ojival: ya que el paladar no se desarrolla bien y se estrecha.
  • Los incisivos superiores se inclinan hacia afuera.
  • Los dientes posteriores (muelas) superiores, quedan por dentro de los dientes posteriores inferiores, debido al estrechamiento del paladar.
  • Mordida abierta.
  • La falta de cierre bucal provocara problemas de boca seca, mal aliento y falta de saliva, que a su vez aumenta el riesgo de aparición de caries y problemas de encías.
  1. Dormir con el biberón

Los odontopediatras de la Clínica Dental Plaza Prosperidad nos comentan que algunos otros malos hábitos en la infancia que pueden causar problemas bucales vienen implantados por los mismos padres, como por ejemplo, los relacionados con el uso del biberón.

Los padres suelen darle a sus bebés el biberón para dormir, ya que esto los ayuda y lo hacen más cómodo, pero es un hábito que debe evitarse mientras sea posible. Esto porque al dormir con el biberón las bacterias presentes en la lactosa cuentan con una noche entera para atacar los dientes y encías del bebé.

Durante todas estas horas de sueño, estas bacterias gozan de un pase libre para dañar la salud dental del niño debido a la disminución de la cantidad de saliva presente en la boca, originando lo que se conoce como caries del lactante o caries del biberón.

Por eso, si se le va a dar el biberón al bebé antes de dormir, se debe proceder al cepillado de dientes y la limpieza de encías para reducir el efecto de estas bacterias durante las horas de la noche.

  1. Mojar el chupete en azúcar o miel para calmar el llanto

Aunque esta solución casera al llanto está cada vez más en desuso, solía ser bastante común que los padres mojaran el chupete en azúcar o miel con el objetivo de calmar el llanto del bebé.

Y es que aunque funcionaba muy bien para calmar al bebé,  también favorecía la aparición de caries en los primeros dientes de leche.

En este caso, los padres también solían desestimar el problema ya que “igual los niños mudarían estos dientes de leche.” Pero en verdad está demostrado que cuando se desarrollan caries durante la primera dentición, luego se tienen más probabilidades de que aparezcan en los dientes permanentes. Además, si tocara extraer un diente de leche infectado con caries antes de que se caiga por sí mismo, los dientes contiguos comenzarían a ocupar el espacio que quedase libre, que era el que estaba destinado al diente permanente, ocasionando una maloclusión y por lo tanto la necesidad de un tratamiento de ortodoncia para reubicar la distribución de las piezas dentales.

  1. Triturar toda la comida

Otro mal hábito implantado por los padres es triturar la comida del bebé, ya que aunque esto ayuda a la deglución, por otro lado representa un factor de riesgo para su dentadura. Esto se debe a que sin al no masticar no se estimulan los músculos ni las estructuras dentales.

Desde que aparecen los primeros dientes del niño, se le debería empezar a suministrar alimentos sólidos para preparar la encía y las estructuras dentales para que los dientes crezcan fuertes y en el lugar adecuado.

8.      Déficit  y hábitos incorrectos en la lactancia materna

Aunque la lactancia materna tenga muchas ventajas nutricionales y psicológicas, si no se vigila con cuidado este hábito, puede llegar a ocasionar complicaciones bucodentales, como las caries. Según el estudio de la SEOP, la falta de lactancia materna o un periodo corto e insuficiente de ella, puede conllevar alteraciones dentales y maxilares.

Pero por otro lado, si el bebé sigue siendo amamantado durante el sueño después de la aparición de los primeros dientes, esto puede afectar su salud bucodental. En todo caso, es mejor interrumpir el amamantado si el niño cae rendido y no olvidar cepillarle los dientes si va a dormir después de la ingesta, ya que durante el sueño se reduce el poder protector de la saliva.

Aunque éstos son los malos hábitos bucodentales más comunes en los niños, puede haber otras rutinas que pongan en riesgo la salud de su boca. Sea cual sea el caso, si lo evitamos, estaremos haciendo todo lo posible para cuidar la salud bucodental de nuestros hijos.

De hecho, también se recomienda que, en caso de  notar alguno de estos malos hábitos, se busque la ayuda de un odontopediatra, quien le podrá asistir en un correcto diagnóstico e indicarle el tratamiento adecuado.

 

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